
Las herramientas de chat en la oficina: Atractivas pero arriesgadas
← BlogCuando en los años 90 el mIRC apareció, en un mundo donde internet era todavía embrionario, las cosas cambiaron de verdad. Unos años más tarde nació el MSN Messenger, y fue clave a la hora de expandir esta nueva forma de comunicación. Abandonamos el correo electrónico para la mayoría de los contextos y la forma en que nos comunicamos cambió. Para siempre. A principios de los dos mil, millones de adolescentes dejaron de reunirse en parques y calles después del colegio. En cambio, se dedicaron simplemente a sentarse frente a la pantalla y a chatear con los amigos y compañeros de clase. La mayoría de padres y madres fruncieron el ceño ante este nuevo comportamiento, pero el chat llegó para quedarse. Y nos hemos acostumbrado a ello. ¡Vaya si lo hemos hecho! Hoy en día, chateamos en nuestro teléfonos móviles, en nuestras tabletas, en nuestros portátiles... E incluso en nuestros ordenadores de sobremesa. Sí, todavía los usamos, ¿no?
Si hay un lugar donde todavía reinan los sobremesa, es la oficina. El chat siempre se ha considerado una herramienta de tiempo libre. Los lugares de trabajo lo evitaban, y a menudo hasta prohibian estos servicios. Pero cuando Whatsapp monoplizó las conversaciones en el móvil, el chats pasó a ser una herramienta de trabajo. A veces, hasta estresando a la gente con una inevitable carga de trabajo en horas extras.
A su vez, las redes sociales alcanzaron una gran popularidad. Y llegamos al punto de volvernos locos y crear perfiles para nuestras mascotas. No lo neguéis, ¡conocéis por lo menos a un amigo o familiar cercano que lo hizo! Era cuestión de tiempo que alguien lograra convertir el chat y las redes sociales en una herramienta de trabajo .
Y entonces apareció Slack.
Slack es una aplicación que usa el chat para ayudar a la gente a ser más productiva en el trabajo. La web, valorada en 2.800 millones de dólares, ha sido recibida con entusiasmo general. Y no es de extrañar que así sea. Slack facilita la participación. Ofrece nuevos canales para una comunicación en tiempo real entre compañeros de trabajo, y es fácil de usar. Por ejemplo, es menos compleja que Skpe si necesitas chatear con alguien que está sentado en, digamos, otro país. Sí, seguro que podrías usar Facebook, pero parece poco profesional.
Slack ofrece grandes beneficios:
- Hace a todo el mundo igual en la oficina: Slack hace que tu identidad se reduzca a un nombre de usuario. Cuando eso pasa, no te sientes por encima ni por debajo de nadie. Incluso si en realidad, más o menos, lo estás. En definitiva, hace la comunicación transversal.
- Te aseguras que no te están vigilando: Todos sabemos que a algunos jefes les gusta husmear en la vida de sus trabajadores. Y una buena forma de hacerlo es monitorear qué páginas web están visitando. Slack garantiza que todas tus comunicaciones son seguras. Todo esto significa libertad, y la libertad siempre es bienvenida.
- Detrás de una pantalla somos más atrevidos: Aunque esto normalmente significa que alguien va a cuestionar la dignidad de tu madre en un comentario en YouTube, también tiene algunos beneficios. ¿Cuántas veces una idea se queda en el tintero por culpa de un apabullante miedo al rechazo? Slack permite a los más tímides o inseguros sentirse cómodos compartiendo sus opiniones e ideas.
- Hace el trabajo más divertido: Esta herramienta tiene buenos gráficos -Usa colores brillantes y tonos pastel-, así que es atractiva para la mayoría. Está bien pensada y es fácil de usar. Y está bien conectada con herramientas de alojamiento de archivos en la nube como Dropbox o Google Drive. De este modo, hace fácil también el compartir ficheros. ¿Quén no iba a preferir una bonita web a una aburrida sala de reuniones?
Y aún así, Slack presenta las mismas dudas que cualquier chat podría ofrecer para usarlo en el trabajo:
- Es fácil quedarse atrás y desconectar: Slack puede ser abrumador para alguna gente. Ya sabéis, como en Whatsapp, donde bloqueamos las notificaciones de aquel grupo que nuestro cuñado creó para compartir las fotos de Navidad, pero que siguió usando para enviar bromas estúpidas e imágenes supuestamente graciosas. Si no puedes seguir el ritmo de la conversación, o no te acaba de gustar la herramienta, es muy fácil apartarse y desconectar. Y cuando esto ocurre, alguien tiene que ir persiguiendo a la gente para que regresen y vean lo que se han estado perdiendo. Y no hace ni falta decir que esto es un trabajo muy poco productivo.
- Hay menos escrutinio, y por tanto, menos motivación: Una investigación de la Harvard Business School demostró que tendemos a estar menos motivados cuando usamos entornos virtuales. La razón es que trabajar cara a cara nos estimula más. Esto es porque normalmente en este contexto hay un escrutinio en tiempo real de la mayoría de movimientos y decisiones.
- Hay una preocupación real por perder el tiempo: Si desactivas la vigilancia, el riesgo de perder el tiempo crece. Y esto, claro, pone en riesgo la productividad. Que exista el chat privado en Slack significa que es muy probable que allí se den conversaciones que no sean de trabajo y que haya algo de diversión. Aunque, para ser justos, todos sabemos que pasamos demasiado tiempo junto a la máquina del café de todos modos.
Si estos riesgos son aceptables o no es una decisión que deben tomar los jefes. Los beneficios están ahí y deben tenerse en cuenta. Y siempre es excitante tener una nueva herramienta en la oficina. El caso es que, como en cualquier entorno real de trabajo, probablemente vamos a necesitar crear reglas y límites para Slack para que todo funcione. Esto será necesario para que funcione adecuadamente y pueda ser una herramienta que realmente mejore la productividad.